Los retratos de 7 ciudades ucranianas que hay que conocer: II Parte

30 de septiembre de 2024
Las ciudades ucranianas han desempeñado un importante papel en la vida política y la diversidad cultural de Ucrania. Vamos a echarles un vistazo.
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ZAPORIYIA

En el siglo XVI, los cosacos ucranianos formaron su núcleo principal, la Sich Zaporiyia,una entidad político-militar única que desempeñó un papel clave en la formación del Estado ucraniano.

Los cosacos eran personas libres de diversas nacionalidades, incluidos los ucranianos, polacos y tártaros, y procedentes de distintos grupos sociales, que se trasladaron a las estepas del sur en búsqueda de oportunidades para prosperar.

La lucha constante con los pueblos nómadas del este contribuyó a la aparición de sus propias fuerzas armadas, que contaban con un poderoso servicio de inteligencia y una flota naval.

La Sich de Zaporiyia fue el motor principal de la lucha de Ucrania contra los pueblos vecinos: principalmente los polacos, los turcos y los tártaros de Crimea. Era un protoestado en forma de una república democrática, que propició la instauración de la autonomía cosaca.

En el el siglo XVII, los cosacos de Zaporiyia ya formaban el estrato dirigente del pueblo ucraniano, constituyendo la base del Estado ucraniano, el Hetmanato cosaco, que surgió en 1648 con el inicio de la Guerra de Liberación del Pueblo Ucraniano (también conocida como la rebelión de Jmelnýtskyi) dirigida por el hetman Bohdán Jmelnýtskyi

El sistema administrativo y militar del Hetmanato cosaco se extendió por gran parte de Ucrania.

Los Tratados de Zbóriv de 1649 concedieron al Hetmanato cosaco la independencia y la posibilidad de formar regiones administrativas dentro de las regiones de Kyiv, Cherníhiv y Brátslav como parte de la Mancomunidad Polonia-Lituania.

Mientras luchaban por sus derechos y libertades, los cosacos de Zaporiyia establecieron y desarrollaron una estructura estatal-administrativa diferenciada, ejercían la diplomacia y firmaban tratados internacionales. A los ojos de la Europa Occidental, los cosacos de Zaporiyia se convirtieron en una importante fuerza de contención frente a la expansión turca en la Europa Oriental.

Así lo demuestran, sobre todo, los numerosos grabados y otras imágenes de contenido político que abundaban en la Europa de los siglos XVII y XVIII.

El Estado cosaco perduró en el territorio ucraniano hasta finales del siglo XVIII, mientras que las unidades militares cosacas siguieron activas hasta la primera mitad del siglo XIX.

La isla de Jórtytsia, donde se situaba la Sich de Zaporiyia, hoy en día es un popular destino turístico que se ha integrado en la infraestructura del país. Jórtytsia cuenta con el Museo de Historia de los Cosacos de Zaporiyia y el Complejo Histórico y Cultural “La Sich de Zaporiyia”, donde la vida cosaca se recrea con detalle.

JÁRKIV

Járkiv es la ciudad donde se concentraba la intelligentsia (élite intelectual) ucraniana. Fue el núcleo principal del renacimiento nacional a principios del siglo XIX.

Járkiv formaba parte de Slobozhánshchyna (también conocida como Ucrania Libre o Ucrania Slobodá, la región histórica que incluía la parte central y meridional de la provincia de Sumy, la provincia de Járkiv, la parte septentrional de la provincia de Luhánsk y la parte nororiental de la provincia de Donétsk, las partes occidental, oriental y meridional de la región de Bélgorod, la parte meridional de la región de Vorónezh y la parte occidental de la región de Kursk), habitada por diversos pueblos: los escitas, los sármatas, las tribus eslavas, los alanos, entre otros.

La Universidad de Járkiv, la primera universidad del este de Ucrania, fue fundada en 1805. Gracias a ella, Járkiv siguió siendo un centro cultural y lugar del renacimiento nacional hasta finales de la década de 1930. El Ukrainskyi Visnyk, primer periódico de masas de Ucrania, se publicaba en la Universidad de Járkiv entre 1816 y 1819 bajo el lema “para promover el auge integral de la ciencia y la literatura”.

Los profesores universitarios A. Metlynskyi y L. Borovykovskyi, entre otros, fundaron el grupo de los romanticistas de Járkiv, una asociación literaria que arrojó luz sobre la historia de Ucrania.

La escuela de los romanticistas de Járkiv estaba formada por figuras socialmente activas como el historiador Mykola Kostomarov, que escribió El libro del génesis del pueblo ucraniano. Se trata de la obra programática más importante que existe sobre la Hermandad de Cirilo y Metodio (una organización secreta cuyo objetivo era crear una confederación democrática de pueblos eslavos liderada por Ucrania, en base a los principios de igualdad y soberanía; la destrucción del zarismo y la abolición de la servidumbre).

En la década de los 1920, Járkiv fue el lugar donde nació el fenómeno del renacimiento de la cultura ucraniana que pasó a la historia como bajo el nombre del ‘Renacimiento Ejecutado’.

Una ola de represión contra la intelligentsia ucraniana irrumpía en Járkiv al mismo tiempo que los pueblos de Ucrania Slobodá sufrían la colectivización (el proceso de unificación de las granjas de propiedad individual de los campesinos en granjas colectivas (koljós), que condujo a la alienación de los campesinos de la propiedad y, finalmente, a la represión y al Holodomor) y la hambruna provocada artificialmente entre el 1932 y 1933.

A mediados de la década de los 1920, la asociación literaria Plúh (‘plúh’ significa “el arado”) comenzó a construir la Casa Slovo (‘slovo’ significa ‘palabra’) para los escritores como Pavló Tychyna, Ostap Vyshnia, Volodymyr Sosiura, Mykola Jvyliovyi, Mykola Kulish, Mike Johansen, entre otros.

En la década de 1930, este edificio fue apodado como el Crematorio en forma de símbolo de la destrucción de toda una generación de artistas. Por ejemplo, los escritores Ostap Vyshnia y Pavlo Tychyna fueron acusados de intentar establecer un nuevo centro antisoviético en Zaporiyia.

Ivan Bahrianyi fue detenido en 1932 por el NKVD (El Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos de la Unión Soviética, un aparato de represión encargado de suprimir cualquier forma de oposición política, social y económica al régimen gobernante) por “llevar a cabo acciones de agitación contrarrevolucionaria”.

En 1933, el poeta Mijailo Yalovi fue condenado a muerte por supuestas “actividades de espionaje”.

El Renacimiento ejecutado destaca por su debate sobre la orientación cultural y política de Ucrania: “¡Lejos de Moscú! Hacia Europa”, así como el papel atribuido de la figura del artista en las cuestiones sociales y políticas.

A diferencia de la literatura clásica de la época, en la literatura del Renacimiento ejecutado aparece el urbanismo, es decir, en las obras de esta corriente predominaban las imágenes de la ciudad frente al campo.

El año 1937 fue el apogeo de la masacre de los artistas ucranianos. En el vigésimo aniversario del golpe bolchevique, 1111 prisioneros del campo de trabajos de Solovkí fueron fusilados por los verdugos del NKVD en la zona de Sandarmoj, en Carelia, siendo acusados de “enemigos del pueblo”.

A principios de 2024, la ciudad de Járkiv, la avanzada oriental de Ucrania, fue denominada como “inquebrantable” y como la “fortaleza de hormigón”.

Rusia ha estado deportando a una generación de la nueva élite intelectual ucraniana: artistas, investigadores y activistas como el fotógrafo Denys Kryvyi, el historiador Viacheslav Záitsev, la investigadora culinaria ucraniana Olha Pavlenko-Koliorevo y muchos otros nombres de la historia moderna de Ucrania.

DNIPRÓ

Durante más de dos siglos, la imagen de la ciudad de Dnipró ha evolucionado de ser la “Nueva Atenas” a convertirse en la “Mánchester del Sur”. Estas denominaciones tienen que ver, sobre todo, con que la imagen de la ciudad de Dnipró se asociaba con las tierras fronterizas.

Por ejemplo, la actual ciudad de Dnipró está situada en las antiguas fronteras con la Rus de Kyiv. Dnipró se consideraba como parte del Proyecto Griego del Imperio ruso: un lugar intermedio que le ayudaría a conquistar Constantinopla.

En el siglo XIX, el Imperio ruso situó la ciudad de Dnipró en el extremo sur de su mapa mental: la zona denominada con la etiqueta de "Rusia meridional". Cuando se impuso el poder soviético en el siglo XX, la ciudad adquirió el significado de la ciudad “subordinada a la Unión”.

Como consecuencia de todo lo anterior, la población de la ciudad de Dnipró no se asocia ni con el sur, ni con el centro de Ucrania: “No somos ni la primera ni la segunda ciudad” (la cita se refiere a las dos ciudades de Kyiv y Járkiv, respectivamente, que se consideraban como los centros de Ucrania). Hoy en día, Dnipró es la frontera de las hostilidades y la retaguardia a la vez.

En la segunda mitad del siglo XVIII, la ciudad de Dnipró, que entonces se llamaba Katerynoslav, se vio afectada por la política imperial. Cuando Catalina II asumió el poder absoluto, consiguió liquidar la Sich de Zaporiyia y ordenó construir ciudades imperiales en ese territorio.

Gregorio Potemkin, el principal arquitecto del desarrollo imperial en las estepas al norte del Mar Negro, intentó establecer la capital meridional del imperio en Katerynoslav. Una de las principales razones de su formación era la de crear un centro de defensa en las fronteras meridionales del Imperio ruso.

La ubicación de la ciudad a las orillas del río Dnipró la hacía estratégicamente importante para la defensa del imperio frente a las amenazas externas, en particular la de los tártaros de Crimea y los turcos.

Sin embargo, con la muerte de la emperatriz Catalina y de Potemkin a finales del siglo XVIII, sus ambiciosos planes quedaron sin materializarse. Hasta la segunda mitad del siglo XIX, Katerynoslav existió como una estepa.

A finales del siglo XIX y a principios del XX, durante la época de la rápida industrialización y modernización, la ciudad recibió el sobrenombre de “Mánchester a las orillas del Dnipró».

La industrialización dio lugar a un crecimiento dinámico de la ciudad en torno a la industria; entre 1865 y 1917, la población de la ciudad de Dnipró se multiplicó casi por diez hasta superar los 200.000 habitantes.

Desde finales del siglo XVIII, Dnipró sigue siendo el hogar de una de las comunidades judías más importantes de Ucrania.

El asentamiento masivo de los judíos en las tierras habitadas predominantemente por la etnia ucraniana, sobre todo en el actual óblast de Dnipropetrovsk, se debe a las tres particiones de Polonia entre 1772 y 1795, que provocaron que la gran parte de los antiguos territorios bajo el dominio polaco pasaran a formar parte del Imperio ruso.

Cuando Catalina II promulgó un decreto en 1791 que prohibía a los judíos registrarse como comerciantes en las ciudades y puertos rusos, éstos aún podían hacerlo en Bielorrusia y en la gobernación de Katerynoslav de la provincia de Tavriya (Dnipró).

Es en estos territorios donde se formó la “franja de los asentamientos judíos”, que perduró hasta 1915. La prohibición impuesta a los judíos para registrarse como comerciantes formaba parte de la política imperial de la opresión a los pueblos minoritarios y la creación un sentimiento de superioridad rusa.

A mediados del siglo XIX, Katerynoslav se había convertido en una poderosa ciudad comercial, donde la comunidad judía desempeñaba un papel directo. Las actividades de los Hintzburg, los Poliakov, el propietario de la compañía naviera de Dnipró, Margolin, y Blioch, quien ayudó a construir los ferrocarriles en Ucrania, estuvieron directamente relacionadas con el auge económico del Imperio ruso durante las décadas de 1860 y 1880. Al conectar Katerynoslav con Odesa y Jersón en 1878, los judíos controlaban dos tercios del comercio de todo el trigo transportado por ferrocarril en los puertos del Mar Negro.

ODESA

En 1629, Bohdán Jmelnýtskyi (el primer hetman del Hetmanato cosaco) dirigió una campaña militar contra las posesiones del Imperio Otomano en el Mar Negro y capturó la fortaleza de Jadsibey. Luego, en 1789, fue el Imperio ruso quien tomaba el control de la fortaleza de Jadsibey.

En 1794, la emperatriz rusa Catalina II firmó un decreto autorizando la construcción de la ciudad de Odesa. Es un hecho que la actual propaganda rusa menciona a menudo. El historiador Serhii Hutsaliuk, por su parte, afirma que: “El mito de la fundación de Odesa fue inventado por el historiador Apolo Skalkovsky en el siglo XIX para halagar a la dinastía Romanov. Perduró hasta principios del siglo XX. Después, este mito cayó en el olvido. Volvimos a él en los años 80, en vísperas del colapso de la Unión Soviética”.

Sin embargo, la ciudad de Odesa no surgió de la nada, sino que lo hizo en el territorio de Jadsibey. En su libro Historia de Europa, el historiador Norman Davies escribe: “Catalina la Grande ha sido honrada con el epíteto de “la grande”... pero hay que preguntarse si el mero tamaño y la fuerza bruta son los únicos signos de la grandeza. Es fácil identificar las características que dan vergüenza más que respeto”.

El almirante José de Ribas, el ingeniero militar Franz de Volán y el Duque de Richelieu (Armand Emmanuel du Plessis) fueron algunos de los primeros dirigentes de la ciudad de Odesa, y dejaron una clara huella europea en su desarrollo.

La concibieron no sólo como un núcleo del comercio internacional y el mayor puerto del Mar Negro, sino también como un centro para la ciencia, la educación y la cultura. Por ello, no es de extrañar que el primer teatro de la ciudad abriera sus puertas ya en 1809, seguido del Liceo Richelieu a mediados de los años veinte del siglo XIX.

Odesa tiene una peculiar composición étnica, que incluye a los ucranianos, rusos, judíos, griegos, italianos, alemanes, franceses, búlgaros, polacos, moldavos, etc. La ciudad gozaba de un estatus especial que concedía privilegios a los comerciantes y extranjeros que se asentaban en la ciudad, lo que contribuyó a establecer el comercio portuario y, a finales del siglo XIX, Odesa ya contaba con casi medio millón de habitantes.

Las ciudades ucranianas conforman una identidad polifacética del Estado ucraniano. Járkiv y Lviv sirvieron de cabeza de puente para los movimientos de liberación nacional, mientras que Chernivtsí y Odesa son famosas por la gran presencia y diversidad de sus minorías étnicas, incluidos los judíos. Dnipró ejemplifica la concepción de una ciudad fronteriza, mientras que Kyiv representa la unificación de las tribus eslavas orientales.

Daria Synhaievska | TRADUCCIÓN DE VIKTOR SAVKIV
Analista y periodista en UkraineWorld | Redactor y traductor en UkraineWorld Español